La alcachofa es una de las hortalizas más valoradas del otoño e invierno. Su sabor único en la cocina la han convertido en un clásico que nunca pasa de moda. Pero más allá de su parte culinaria, la alcachofa es también un auténtico alimento nutricional, lleno de beneficios para la salud y símbolo de la dieta mediterránea más equilibrada y natural.
Un alimento lleno de propiedades
La alcachofa destaca por su alto contenido en fibra, antioxidantes y minerales como el magnesio, el fósforo y el potasio. También es una excelente fuente de vitamina C, ácido fólico y compuestos fenólicos, que ayudan al organismo a protegerse frente al envejecimiento celular.
Entre sus componentes más interesantes se encuentra la cinarina, una sustancia natural que estimula la función hepática y favorece la digestión de las grasas. Por eso, la alcachofa se considera una gran aliada para cuidar el hígado, regular el colesterol y mantener el equilibrio digestivo.
Su bajo aporte calórico y su efecto depurativo la convierten en una opción ideal dentro de una alimentación equilibrada, ayudando a eliminar líquidos, reducir la hinchazón y mantener una buena salud intestinal.
En la cocina: sabor auténtico
Puede disfrutarse a la brasa, al horno, cocida o confitada, y combina perfectamente con ingredientes como el jamón, el huevo o el aceite de oliva virgen extra.
Su textura tierna, su aroma característico y su sabor ligeramente amargo aportan personalidad y equilibrio a cualquier plato, desde una ensalada templada hasta un guiso tradicional.
Un producto de temporada con identidad
Durante los meses más frescos del año, la alcachofa alcanza su punto óptimo de sabor y calidad. En Hortiberia, trabajamos con de productores que garantizan la frescura y el origen de cada pieza, asegurando que llegue a los mercados en su mejor momento.
Ligera, saludable y repleta de sabor, la alcachofa es una de esas verduras que nos recuerdan que lo natural también puede ser exquisito.